
Ya desde el momento que llegué al vagón y me senté (en el lado del pasillo, todo hay que decirlo, no se de que manera aquel renacuajo se hizo con la ventanilla....) sentí como mi espalda se crujía en un respingo al ver aquella pequeña cabeza toda llena de ojos examinándome de arriba abajo (bueno, mejor dicho de abajo a arriba, que él diminuto duendecillo ya estaba sentado). Fue en ese preciso momento, cuando todos los ojos de nuestras caras se cruzaron, que me dí cuenta de lo difícil que sería el trayecto.
En fin, aspiré hondo, me senté (lanzado un leve resoplido que movió los pelos flequilleros del enano) y saqué con presteza el libro de turno de mi bolso, La Peste para ser exactos. Fue ponerme a leer y comprender la inutilidad de mi hazaña, pues aquel pequeño e incauto vecino mio se había puesto a jugar con no se que especie de chisme, que le servía de nave espacial... la misma que empezó a cargarse las ratas de mi libro. Fui invadida de súbito por un ejercito de seres mutantes, toda la ciudad de Orán tuvo que ponerse a cubierto y no fui capaz ni de meterle un dedo en el ojo a un ogro feísimo y con barba que perseguía a mi protagonista, el doctor Rieux... un desastre vamos. En fin, como dije al principio, ante semejante espectáculo tuve que huir, concretamente a la cafetería del tren, dónde reflexioné acerca de la humillación de mi derrota. Finalmente, y tras una cerveza, volví resuelta a enfrentarme con la gallina que llevo dentro, asi que volví a sentarme, clavé todos los ojos de mi cara en los del churumbel y con un bufido maléfico le saqué la lengua con todas mis ganas a modo de sortilegio, dejandolo a él y a su patético mundillo de fantasia contra las cuerdas... la pequeña criturilla, pasmado, pero mucho más astuto de lo que temía, me miró con ojos de cordero degollado (con todos los de su cara) y preguntó si quería un petazetas...
9 comentarios:
me ha encantado tu historia ferroviaria y esa confrontación de individualidades.
Seguro que tienes cientos de encontronazos entre todos los ojos de tu cara y todos o parte de alguna otra persona, en los viajes sobre railes cotidianos de tu ciudad y de tus quehaceres.
Espero seguir leyendo más y más de tus historias. Yo me pondré las pilas con mi escenario.
por otro lado, queremos saber si vais a venir el fin de semana que viene... ejem, ejem.. que no contestáis al puto teléfono.
Moltas gracies señor! Unos de los encontronazos más emocionantes fue el que tuve con personaje que iba leyendo en el metro el mismo libro que yo...me miró, le miré y entendimos...fue la leche.
cuentanos! y que entendisteis? que libro era?
Joe, yo lo más que he llegado a empatizar a ese nivel en el transporte público es al darme cuenta de que otra persona estaba leyendo el mismo periódico que yo. El tipo todo serio leyendo con atención como un ciudadano preocupadísimo de todos los temas que puedan, que se yo, aparecer en un periódico, que en todo caso tampoco son tantos... Y, entonces, el climax llega cuando el desconocido pasa a la página 2, descubre la foto estúpida del día que tu habías visto minutos antes, y descoyunta su cara riéndose sin parar por dentro, intentando no llamar la atención en esa lata de sardinas... Y tú hasta entonces pensando "ya verás, ya..."
En fin, como se me ha roto la choza (estoy a ver si consigo la madera necesaria para arreglarla, o el tiempo para cagarla...), me inmiscuyo en los aquestos lares (o... ¿aquelarres?), haciendo acto absurdo de presencia para iluminaros con mi ulterior arte intrínseco (que significa "seco de nacimiento", y si no, pues si porque lo digo yo)... ahí va:
Acabo de ver El Hundimiento
Y me he quedao la mar de contento
Ea. Si esperabais más que un pareado, os habreis quedao con el culo torcio (o tórcio), pero no doy pa más...
Ah, eso era yo, esto es, el de ese sitio roto llamado instigado.net...
(que no me acordaba que en mi cuenta de google no tengo datos...)
Respondiendo preguntas. Iba yo leyendo La Conjura de los Necios, cabizbaja y absorta en el mundillo de semejante protagonista (como una cabra está), cuando llegó mi parada y, al levantarme del asiento y mirar hacia adelante, me encuentro a un tipo que me está mirando y sonriendo con cara de pillo, todo esto mientras yo salía del vagón, y con un rápido gesto el muchacho me hace ver su libro, despues alcé los ojos para mirarle y lo único que me salió fue una sonrisota de emoción intensa (la misma que él tenía) mientras veía como las puertas del metro se cerraban y el tren se iba... igual es una tontería pero a mi estas cosas me flipan...
Por cierto, yo esta noche me voy a tragar la reposición de Blade Runner!!
Que curioso, suelo tener ese tipo de encontronazos visuales con una cangreja que camina por el techo boca abajo...
Justo como la que sale en la foto!!
Es que la señora cangreja es muy pilla...y pilla que te pilla le va a uno enredando y es inevitable jugar con ella!
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